Cómo educar al perro para que nos haga caso

Cómo enseñar a un perro

¿Por qué es importante una buena educación en el perro?

El perro considera a nuestra familia su manada. Para el perro, el dueño es el jefe de la manada, es decir, nos considera sus superiores jerárquicos. Es importante que así sea, de lo contrario mandará él sobre nosotros. En el peor de los casos, a nuestro perro faltarle la figura del líder le puede producir un gran estrés que puede causarle verdaderos problemas de comportamiento.

Cómo educar a nuestro perro

Para que nuestro perro nos obedezca y nos respete hace falta:

– Conocer a fondo la psicología y el lenguaje del perro.

– Empezar a mandar en el momento justo, es decir, alrededor de los 2 o 3 meses cuando el cachorro está en la etapa de ordenamiento jerárquico.

– No caer en el error del antropomorfismo o análisis del comportamiento del perro según criterios humanos. Si nos pasamos con los mimos, equivale a mostrarle al perro nuestra propia sumisión lo que puede confundirle.

– Comportarnos como auténticos jefes de la manada, es decir, ser la imagen de la justicia a los ojos del perro. El jefe es autoritario, pero se impone más con su carisma que con la fuerza. La fuerza la emplea únicamente en casos excepcionales, como cuando hay una rebelión. El jefe no hace manifestaciones afectuosas sino que conduce a los jóvenes con firmeza y disciplina y casi nunca tiene contacto físico con ello.

– Sin embargo, los perros deben encontrar en el dueño una figura materna, por lo que la educación del perro debe intercalar numerosos momentos de mimos y caricias.

– Dar órdenes claras y precisas. Si no son obedecidas, el perro será castigado físicamente o psicológicamente (ignorándolo). Las reglas deben ser las mismas durante toda la vida del animal. Por ejemplo, si permitimos que nuestro cachorro suba a la cama, de adulto no le podemos reñir por ello.

– Jugaremos con nuestro perro, pues para el perro el juego es la forma de enseñanza, que será ejercido bajo absoluto control. El dueño es quien decide sin discusión cuando empieza el juego y cuando acaba. El juego es el único método de adiestramiento natural y perfectamente comprensible para el perro. No nos deberemos someter al perro en el momento del juego, pues el jefe de la manada jamás permite que un joven salga victorioso en el juego.

– Nos deberemos comportar siempre de forma dominante frente a nuestro perro, es decir, de modo decidido, fuerte y seguro de sí mismo. Nos debe respetar y querer, pero nunca temer. El perro que teme a su dueño obedecerá únicamente para evitar el castigo, pero no se implicará con él y si no está presente hará lo que quiera sin tener en cuenta los deseos del dueño. Por ejemplo, perseguirá a los gatos y gallinas cuando su dueño no esté pese a saber que su dueño no desee este comportamiento.

– Hablaremos con el mismo tono para las mismas ordenes. De este modo no causaremos confusión en nuestro perro. Tampoco debemos cambiar de actitud ante el mismo hecho.

– No hablaremos con el perro en un tono acaramelado para evitar que interprete esta actitud como una falta de autoridad.

– Deberemos evitar perder la paciencia con frecuencia, puesto que los jefes de la manada son pacientes con los jóvenes.

– No deberemos obedecer las órdenes de nuestro perro. De lo contrario, habremos mostrado poca autoridad y el perro puede pensar que manda sobre nosotros. Cuando el perro pida algo, lo correcto es darle una orden y luego satisfacer su petición como premio a su obediencia.

– Tampoco deberemos obedecer a sus caprichos y deseos ni temerlo. El jefe de la manada tiene autoridad absoluta sobre la comida, por lo que no podemos ceder a nuestro perro si nos gruñe cuando metamos la mano en su comedero. Para reafirmar cada cierto tiempo la autoridad deberemos poder tocar el comedero cuando nos parezca. Lo ideal es educarlo desde cachorro para que no nos gruña cuando intenta defender su comida al introducir la mano en su comedero. Cada vez que así sea, le gritaremos un «no» fuerte y alto como si de un feroz gruñido canino se tratara. Durante los siguientes meses, repetiremos el ritual. Con esto, el perro llegará a convencerse de que tenemos el poder absoluto sobre el comedero y no nos considerará un despota sino que simplemente nos respetará.

– Ante los enfrentamientos con nuestro perro, nunca deberemos asumir posturas de sumisión, como encogernos o apartar la mirada. No nos tendrá que gruñir nunca o, de lo contrario, hemos cometido algún error en su educación.

– Para la educación del perro, podemos recurrir a trocitos de comida ya que es un premio muy aceptable. La comida puede llegar a ser más aceptable incluso que la pelota.

Más información sobre el perro.

Editorial
Escrito por Editorial Equipo de Botanical-online encargado de la redacción de contenidos

7 junio, 2021

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