Disminuir o evitar el consumo de yogur

DISMINUIR O REDUCIR EL CONSUMO DE YOGUR

¿Cuándo se debe controlar el consumo de yogur?

Por su contenido en azúcares y/o grasas en los casos en los que se padezca, por ejemplo:

  • Obesidad: Para disminuir la ingesta de calorías, es aconsejable utilizar los yogures desnatados o semidesnatados, libres de azúcares o edulcorantes artificiales calóricos.
  • Insuficiencia renal avanzada: Puede ser necesario, en hemodiálisis y diálisis peritoneal ambulatoria, controlar la ingesta de fósforo, proteínas y calcio. Se controlará la ingestión de calcio a través de los lácteos en función de la restricción proteica.
  • Hiperlipoproteinemia y trastornos cardiovasculares: En función del tipo de hiperlipoproteinismo, las indicaciones son diferentes. Los yogures que provienen de leche natural son ricos en grasa saturada y colesterol, por lo que no se recomiendan en personas con enfermedades cardiovasculares. En caso de arterioesclerosis y embolias se recomienda un consumo de yogures desnatados.
  • Hipertrigliceridemia y hiperlipemia: En caso de triglicéridos o lípidos en la sangre elevados, se deberán consumir yogures desnatados sin azúcares añadidos.
  • Hipercolesterolemia: En caso de «colesterol malo» elevado, se utilizarán yogures libres de colesterol, desnatados o semidesnatados y con baja materia grasa. Las funciones serán más o menos severas en función de del peso individual y de la colesterolemia.

¿Cuándo no comer yogur?

Dependiendo de las diferentes enfermedades y de cada persona, las recomendaciones pueden variar. Aun así, hay enfermedades en que se deberá evitar totalmente el consumo de yogur o de cualquier láctico derivado.

yogurComo es el caso de:

  • La Galactosemia: enfermedad hereditaria en la que falta una enzima necesaria para metabolizar la galactosa. La galactosa es un monosacáridos que forma parte de la lactosa que contiene la leche (ya sea humana o animal). Como el yogur tiene menos cantidad de lactosa pero no tiene una ausencia total de esta, no se recomienda su consumo. Si no se trata adecuadamente esta enfermedad, la acumulación de galactosa en el cuerpo podría producir daños en el hígado, el sistema nervioso central, insuficiencias renales, retraso mental y del crecimiento y cataratas.
  • Alergia a la leche de vaca: es la respuesta inmunitaria a la proteína de la leche. Como el yogur es un derivado producido con leche, tampoco será recomendado su consumo porque tendrá el mismo efecto que su materia prima. Las proteínas que más causan este problema son la caseína, la lactoalbúmina-α y la lactoglobulina-β.

Muchos estudios demuestran que un 2-5% de los niños nacen con alergia a la leche y que el 80% de estos dejan de tener alergia cuando tienen 5-6 años. Los principales síntomas son: inflamación de los labios, lengua, cara o garganta, picor en la piel y ojos y problemas respiratorios. En raras ocasiones puede desarrollarse anafilaxia, que es un tipo de reacción alérgica de todo el organismo muy grave que puede incluso causar la muerte.

  • Intolerancia a la lactosa: es la incapacidad para digerir la lactosa, el azúcar predominante en la leche. Se debe a la gran o total ausencia de la enzima lactasa, producida en el intestino. Puede ser primaria o genética y por tanto incurable, o secundaria, que es la más frecuente, y se origina por problemas intestinales ocasionados por virus, bacterias, parásitos o por malnutrición.

Este último caso sí es reversible y por tanto debería controlarse el nivel de tolerancia. Es decir, puede no tolerar la leche pero puede tolerar productos con menos lactosa como son los yogures, por su contenido en bacterias ácido lácteas que contienen lactasa (enzima que digiere la lactosa). En todo caso pueden tomar “leches vegetales” o leche sin lactosa.

  • Enfermedad celiaca: es la intolerancia al gluten aunque normalmente cursan con intolerancia a la lactosa, por lo que estarían incluidos en los que no se recomienda el consumo de yogures.
  • Cirugía de estómago o intestinal: en estos casos se recomienda la introducción progresiva de yogures por su fácil digestión, alta tolerancia y efecto repoblador de la flora intestinal que ha sido disminuida por la operación. Se podrá introducir el yogur pasado un tiempo de cicatrización de la operación y una vez haya sido tolerada la cuajada.
  • Acidez de estómago o gastritis: en caso de acidez no se recomienda tomar yogur ya que se considera un alimento acidificante y por tanto, contraproducente.

Más información sobre la leche y sus derivados.

Este artículo ha sido avalado por Elisenda Carballido - Dietista nutricionista. Postgrado en Fitoterapia y máster en Nutrición y Metabolismo.
Editorial
Escrito por Editorial Equipo de Botanical-online encargado de la redacción de contenidos

7 octubre, 2021

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