El cultivo de la hiedra

Cultivo y cuidados de la hiedra (Hedera helix L.)

Cultivo de la hiedra: Ambiente y exposición

La hiedra es una trepadora ideal para las paredes, muros, vallas, verjas a la sombra. Crece en lugares umbrosos, por lo que, cuando se cultiva al exterior, se ha de plantar a la sombra para alcanzar su máximo rendimiento.

hiedra variegada

La hiedras variegadas resultan muy decorativas y elegantes sobre los muros

Cuando se cultiva al sol su crecimiento es muy limitado y cuando incide demasiado luz sobre sus hojas estas pierden su verde brillante oscuro y se vuelven más claras.

Un caso diferente lo constituyen las variedades variegadas, que son aquellas cuyas hojas presentan bandas o manchas más claras. Este tipo de variedades de hiedra se cultivan fuera del sol pero en un lugar bastante iluminado. Si las cultivamos a la sombra, las hojas, poco a poco, van perdiendo los tonos claros y se vuelven mas oscuras y uniformemente verdes.

Cultivada dentro de casa, es conveniente que la hiedra reciba de 3 a 4 horas de luz solar directa, aunque matizada, mejor por la mañana.

También crece muy bien cuando se cultiva en otros lugares de la casa con luz indirecta. Puede cultivarse también en el alféizar de una ventana. En este caso, las ventanas orientadas hacia el norte son las mas convenientes.

Temperatura

A la hiedra no le gustan los ambientes demasiado cálidos. Aunque puede vivir en climas mediterráneos con veranos muy cálidos, prefiere un ambiente mucho más frescos con temperaturas no superiores a los 18 o 20 ºC.

El mejor clima es el templado, con una temperatura diurna entre los 20 y lo 22 ºC y una temperatura nocturna entre los 10 y los 13 ºC.

Por otra parte, aunque es muy resistente a las bajas temperaturas, tampoco agradece las heladas, por este motivo no crece en estado natural en lugares donde la mayor parte del invierno se mueven por temperaturas debajo de los -2 ºC.

Riego en la hiedra

A la hiedra no le gusta un riego demasiado constante. Bastará con regarla cada 3 o 4 días en los meses de más calor y una vez por semana en los meses más fríos.

El exceso de riego, sobre todo en invierno, suele producir el ennegrecimiento de las hojas o los tallos por podredumbre y también puede ser responsable de la aparición de hongos. Es conveniente, cuando la hiedra no este en época de crecimiento, dejar secar la parte superior de la tierra entre riego y riego.

Por otra parte, una falta de riego, combinada con una falta de humedad ambiental, puede producir hojas secas, amarillas o arrugadas. Por eso, cuando se cultiva como planta de interior, es conveniente rociarla de tanto en tanto, especialmente en habitaciones muy resecas con presencia de calefacción.

Un recurso interesante consiste en colocar algún tiesto con agua en la habitación para que la evaporación aumente la humedad ambiental.

Hiedra: Terreno, abono, poda y cuidados

Las hiedras salvajes prosperan en cualquier tipo de terreno, con tal de que tenga un buen drenaje para prevenir la aparición de enfermedades.

Si tenemos que plantar una hiedra en una maceta, un suelo muy equilibrado es aquel que esta formado por una parte de tierra de jardín, otra parte de turba o mantillo de bosque y una tercera parte de arena.

Las hiedras no deben abonarse durante los 3 o 4 primeros meses después de la plantación. Posteriormente, y durante la época de crecimiento, es conveniente abonar con un abono general o abono ecológico una vez cada mes. Se puede utilizar abono foliar, que se aplicará con el riego o directamente en el suelo.

Poda y producción de hojas nuevas

Si se deja crecer la hiedra libremente, esta suele presentar una forma muy deshilachada. Para conseguir mejorar el aspecto y darle una forma más compacta la hiedra debe realizar una poda regularmente cada medio año.

Por otra parte se pueden ir pinchando de vez en cuando las ramas floríferas para evitar que nazcan flores. Con ello la energía de la planta se destinará a producir nuevas hojas verdes y tiernas.

Trasplante

Cualquier hiedra, plantada en maceta o contenedor, debe trasplantarse cuando presente síntomas de estar demasiado apretada dentro del tiesto. Esto puede llevarse a cabo en cualquier época del año.

Con ello se proporcionará un recipiente más grande que permitirá añadir tierra nueva para el crecimiento adicional de las raíces. En líneas generales, suele hacer falta trasplantarla cada dos o tres años.

Hiedra: Reproducción de la planta

ilustracion

Ilustración de una hiedra

Reproducir en primavera mediante esqueje. Para ello cortar un fragmento de un palmo del final de una rama e introducirlo en la tierra.

Previamente la tierra debe estar muy húmeda, y se ha de conservar la humedad constantemente. Además tendremos que deshacer la tierra con las manos para desmenuzarla, y luego compactarla ligeramente.

De esta manera el esqueje puede producir raíces y arraigar como nueva planta. (El suelo compacto dificulta el enraizado)

Otro método muy utilizado y mucho más seguro es el acodo, que se realiza en verano. Para ello, doblar una ramita por la mitad de ella de manera que esta parte toque en el suelo del jardín o en la tierra de otra maceta.

Cubrir bien la zona de contacto con tierra y colocar una piedra encima para que la rama no se levante. Al cabo de unos días, comienza a producir raíces.

Cuando se encuentre bien enraizada, cortar la rama por delante del acodo, de manera que tenemos una nueva planta.

*Información relacionada: Usos de la hiedraPlagas y enfermedades de la hiedra

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Este artículo ha sido avalado por Julián Masats - Ingeniero técnico agrícola especializado en hortofructicultura y jardinería.
Editorial
Escrito por Editorial Equipo de Botanical-online encargado de la redacción de contenidos

1 diciembre, 2022

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