Mecanismos para perder calor corporal

¿Cuándo es necesario perder calor?

Cuando sube la temperatura del cuerpo del animal, gracias al centro termorregulador, se activan los mecanismos que aumentan las pérdidas de calor corporal, con el objetivo de revertir esta incipiente variación térmica. Con los mecanismos que permiten perder el calor interno del cuerpo conseguirá el animal mantener constante su temperatura corporal.

Normalmente la temperatura corporal del animal aumenta cuando sube la temperatura exterior. No obstante, la realización de un ejercicio físico intenso también incrementa la temperatura interna del mamífero. Por lo que, un animal puede acalorarse tras realizar una carrera o durante el vuelo.

Para perder calor los mamíferos utilizan los mecanismos pasivos de termorregulación (radiación, convección y conducción), los vasos pequeños de las extremidades y cola se dilatan y empieza la sudoración.

Uso de los mecanismos pasivos de termorregulación

Los mamíferos regulan la temperatura de su cuerpo aprovechando los mecanismos que existen de transporte del calor. Estos son la radiación, la convección y la conducción. A excepción del primero, son fenómenos de transporte de calor específicos.

  • La radiación es la emisión de calor que desprende cualquier cuerpo caliente por sí solo. El mamífero pierde calor de su cuerpo y lo emite hacia el exterior mediante la radiación.
  • La convección es la transmisión de calor entre un cuerpo (sólido) más caliente y un cuerpo fluido. En nuestro caso, el cuerpo fluido que recoge el calor del animal, puede ser un liquido, es decir, el agua del mar si es un mamífero marino o el agua de un río o laguna si hablamos de otro mamífero. También puede absorber el calor del animal un cuerpo gaseoso, que no es más que el aire que rodea a un mamífero terrestre, arborícola o volador. Por lo tanto el aire como el agua, son los responsables de la pérdida de calor de los mamíferos.
  • La conducción es la transmissión de calor entre dos cuerpos cuando entran en contacto. Los dos cuerpos deben estar a distinta temperatura para que se produzca un fenómeno de conducción. Se produce la conducción, por ejemplo, cuando un animal se estira sobre una superficie que está muy fría.

Tanto la radiación como la convección como la conducción son mecanismos pasivos de termorregulación porque no suponen para el animal una pérdida de energía. Todos ellos se producen sin que haya ningún gasto energético, ya que son fenómenos físicos. Podríamos decir que cuando se valen de los animales de los mecanismos pasivos de termorregulación, es decir, de la radiación, de la convección o de la radiación, trabaja el entorno por nosotros.

Los mamíferos usan los mecanismos pasivos de termorregulación en muchas ocasiones. Por ejemplo, para entender fácilmente como los mamíferos se sirven de los mecanismos de regulación de la temperatura corporal nos podemos fijar que hace nuestro perro. En verano, sobre todo si el día es muy caluroso, descansa con las patas bien estiradas para mostrar una mayor superficie de contacto con el suelo. En un día muy cálido, el perro, como cualquier mamífero recibe mucho calor del medio ambiente, por lo que le interesa perder calor. Cuando se estira al suelo consigue aumentar las pérdidas de calor de su cuerpo, gracias a la conducción.

Se produce la conducción entre su cuerpo acalorado por el verano y el suelo, relativamente frío. Nosotros mismos sin darnos cuenta también usamos los mecanismos de termorregulación pasiva. Es muy refrescante un buen baño en la piscina o el mar cuando llega el verano y el calor aprieta. En este caso se produce un fenómeno de convección entre nuestro cuerpo y el agua fresca del mar.

No obstante, todos estas estrategias no dejan de ser adaptaciones relacionadas con la temperatura.

Dilatación de los vasos sanguíneos de las extremidades

Pero a medida que la temperatura del medio se incrementa, cada vez le cuesta más al entorno coger el calor del cuerpo del animal, o lo que es lo mismo, la transmisión del calor corporal se va haciendo cada vez más difícil a medida que la aguja del termómetro sube.

Llega un momento concreto en el que es necesario que participe un nuevo mecanismo de termorregulación. Entra en juego la circulación sanguínea. Aumenta el ritmo cardíaco (el corazón late más deprisa) para proporcionar un mayor flujo de sangre a los capilares (vasos muy pequeños) que se encuentran situados en las extremidades y alejados del centro del cuerpo.

Estos vasos, a su vez, se dilatan (vasodilatación) para facilitar que entre más cantidad de sangre, bombeada en grandes cantidades por un corazón muy activo, en las partes del animal más próximas al exterior del animal, como extremidades, cabeza o cola. A través de la sangre queremos disipar el calor del animal (producido en el interior del cuerpo por su metabolismo) hacia las partes más cercanas a la superficie de su cuerpo que se encuentran más influenciadas por las condiciones externas, por la temperatura que haga en el medio ambiente en el que vive el animal.

Mediante los cambios que hemos explicado en la circulación sanguínea podrá hacerse la transferencia de la energía térmica entre el animal y su medio cuando haga mucho calor. El calor del animal se perderá por conducción o por convección.

Actividad de los músculos corporales

Los mamíferos disponen de un metabolismo alto que les genera calor, de un buen pelaje y de grasa corporal que aguanta el calor generado, de un aparato respiratorio complejo que permite un metabolismo tan alto. Sin embargo, en algún momento concreto del día, puede suceder que, a pesar de todos los mecanismos que tiene para mantener constante su temperatura corporal, como buen homeotermo que es, se encuentre en un estado de hipotermia, es decir, con una temperatura corporal muy baja. Es entonces, cuando se ponen en funcionamiento los músculos del cuerpo que se contraen y se relajan alternativamente, lo que se conoce como tiritar.

Tiritamos los mamíferos, con el objetivo de producir calor, gracias al ejercicio físico que representa tiritar. Es decir, gastamos una parte de la energía corporal con la producción de calor generado por la actividad muscular. De aquí se entiende que este mecanismo de termorregulación tiene el inconveniente de que supone un coste energético importante.

Más información sobre los mamíferos.

Editorial
Escrito por Editorial Equipo de Botanical-online encargado de la redacción de contenidos

28 junio, 2019

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