Características de la Dehesa, ecosistema

Características de los ecosistemas de dehesa

¿Qué es una dehesa?

La dehesa es un tipo de paisaje constituido por un terreno de pasto sobre el que se diseminan árboles como la encina, en su variedad de carrasca (Quercus ilex L. subsp. rotundifolia), el alcornoque el roble y, a veces el haya o el pino.

Constituye una evolución del primitivo encinar mediterráneo, significando aproximadamente la tercera parte del terreno arbolado de la península Ibérica.

Importancia ecológica de las dehesas

Las dehesas son muy importantes desde un punto de vista ecológico porque representan la salvaguarda de especies animales y vegetales. En el caso de la flora, constituyen la mayor superficie donde se encuentran diseminadas la mayoría de encinas y alcornoques dado que el número de alcornocales y encinares salvajes es muy reducido. En Extremadura, por ejemplo, podemos encontrar un millón de hectáreas en las que se cría el alcornoque y la encina, lo cual representa una cuarta parte del suelo disponible, ahora bien de este millón de hectáreas, solamente unas 32.000 hectáreas son de bosques son bosques naturales, el resto se han convertido en dehesas.

Aprovechamiento y explotación de las dehesas

La explotación de numerosas dehesas corre a cargo de los vecinos de una comunidad, que gozan de las ventajas económicas que este espacio les proporciona. Existen también dehesas particulares, fincas muy grandes que sostienen una explotación privada de sus recursos.

Existen aproximadamente unos 4 millones de hectáreas de suelo de dehesa en el territorio español, principalmente en Andalucía, Extremadura, Castilla y León a los que hay que sumarles las amplias dehesas del Alentejo y del Algarve en Portugal.

Especies de plantas que se encuentran en las dehesas

La encina en España y el alcornoque en Portugal representan los árboles mas singulares de la dehesa. Proporcionan sombra al ganado (cerdos, cabras, vacas u ovejas), comida para los animales y madera para el fuego.

La dehesa constituye además un espacio adecuado para la caza controlada o para la recolección de setas, entre ellas las famosas trufas, hongos del género Tuber (Tuber melanosporum, Tuber aestivum, Tuber brumale), que se desarrollan en las raíces del nogal, el castaño, el roble o encina.

El suelo de la dehesa esta temporalmente cubierto por especies herbáceas cultivadas, cereales y legumbres, fundamentalmente plantados para la alimentación de ganado. Las legumbres aportan indirectamente una gran cantidad de nitrógeno al suelo al fijarlo en sus raíces, de manera que de él se aprovechan los cereales y el arbolado.

Importancia de la dehesa como paraje natural y como recurso económico

La dehesa supone un espacio muy equilibrado y productivo en una zona climáticamente desafortunada. A su amparo viven animales tan prestigiosos y reconocidos como el cerdo ibérico, que se alimenta de las bellotas de la encina o del alcornoque y del cual se producen los famosos jamones ibéricos, también llamados jamones de bellota.

La dehesa constituye también un espacio que proporciona recursos para que pueda asentarse la población en un espacio industrialmente pobre y agrícolamente árido.

Desgraciadamente, cada vez más, su superficie esta disminuyendo, como consecuencia del cambio climático, un pastoreo desmesurado y de una tala de madera demasiado elevado. Por este motivo los gobiernos de España y Portugal están aplicando una regulación más estricta en el manejo de estos parajes.

Necesidad de volver a una practica más tradicional y racional en el manejo de las dehesas

La degradación de las dehesas con la consiguiente y más frecuente aparición de plagas y enfermedades ha abierto un debate sobre la necesidad de un manejo más adecuado de la misma. Se cree que las modernas técnicas de cultivo o el abandono total de los antiguos métodos de cultivo, unido a los cambios climáticos acaecidos en las últimas décadas, son los mayores responsables de la aparición de numerosas enfermedades como la ya tan conocida seca de la encina y del alcornoque.

Los Departamentos de Agricultura de numerosas comunidades afectadas así como numerosos Organismos Municipales competentes realizan continuas llamadas para que se emprenda una nueva forma de cultivo de la dehesa cuya regeneración depende de la adopción de antiguas prácticas tradicionales que han sido poco a poco abandonadas o descuidadas.

Mantenimiento y conservación de la dehesa

Entre las principales métodos de cultivo tradicionales que se tendrían que restaurar podríamos mencionar los siguientes:

  • Realizar podas y descorches adecuados, con herramientas bien afiladas y desinfectadas. No podar árboles que se encuentren demasiado debilitados. Evitar la poda en días demasiado húmedos. Quemar la madera extraída para evitar la propagación de los hongos y sellar las heridas producidas en las ramas para que no penetren por ellas los microorganismos.
  • Evitar la limpieza sistemática de arbustos y matas. Estas plantas protegen el suelo ayudando a evitar la erosión y la pérdida de nutrientes y suponen una pantalla protectora de los árboles frente al viento, la insolación excesiva y el ataque de los rumiantes.
  • Evitar al máximo el uso de insecticidas: Estos productos son muy agresivos y, además de eliminar a los insectos patógenos, destruyen también aquellos otros organismos que son capaces de controlarlos. Muchos de los tratamientos químicos utilizados por el momento se encuentran en fase de experimentación y, además, deben ser aplicados de acuerdo a unos condiciones estrictas según señala el prospecto.
  • Evitar el pastoreo excesivo: Un pastoreo excesivo elimina muchos arbustos y matas que son necesarios, como hemos visto, para proteger el suelo, al mismo tiempo que propicia un ataque excesivo sobre las especies dominantes. Igualmente compacta en exceso el suelo dificultando la aireación del mismo y favoreciendo el encharcamiento.
  • Utilizar el pastoreo preventivo: El pastoreo preventivo resulta útil para eliminar aquel material que presente signos de infección. Así, resulta adecuado y recomendable que los cerdos puedan comerse las bellotas tan pronto como caen de los árboles si estas muestran señales de invasión por larvas. De esta manera puede evitarse que estos insectos se desarrollen completamente y puedan infectar árboles sanos.
  • Utilizar la maquinaria adecuada: Un uso excesivo de maquinaria pesada también conlleva que el suelo se vuelva más compacto y, por lo tanto, menos poroso y más proclive a un mayor encharcamiento, lo que propicia el desarrollo de numerosas enfermedades fúngicas. Se aconseja el uso de maquinaria más ligera que sea capaz de esponjar el terreno de una manera más adecuada.
  • Evitar la sobreexplotación del suelo: De igual manera una sobreexplotación de los recursos conlleva a un agotamiento del suelo y una menor disponibilidad de los nutrientes para el arbolado. Se aconseja enriquecer el suelo a base de superfosfatos cálcicos o otros nutrientes de acuerdo a la necesidad de cada lugar.

punto rojo Más información sobre la encina.

Julián Masats
Escrito por Julián Masats Ingeniero técnico agrícola especializado en hortofructicultura y jardinería.

9 enero, 2024

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